He visto esta imagen circulando por toda la internet. Y la gente que la comparte siente cierto orgullo al hacerlo, ya que, cree que es una persona alegra y llena de planes. Por ende, necesita gente en su vida dispuesta a realizar las actividades que se le ocurran.

Lo que muchas personas no entienden es que este deseo de encontrar gente que quiera hacer lo que tú quieres cuando a ti te dé la gana, viene desde una parte interna muy egocentrista. Ya que, vas a catalogar de “buenos amigos” a la gente que siempre va a tener tiempo para ti, que siempre va a decir «SI» a todo lo que quieras hacer.

O sea que, estás condicionando a una o muchas personas a que, si quieren ser llamados “mis amigos”, deben tener tiempo libre para ir al cine, salir a comer o ir a bailar. Olvidando que ellos también tienen una vida propia.

Si hay algo que valoro en las personas es que tengan opiniones y gustos muy marcados. Con esto me refiero a que me gustan las personas que saben muy bien lo que quieren y lo que no quieren.

Que cuando les diga:

¿Vamos al cine? Ellos respondan «Depende de que película quieres ver»
Cuando les diga ¿Vamos a comer una hamburguesa? Me digan «Solo si es vegetariana»
O ¿Quieren ir a caminar? Y me respondan «¿Y si mejor tomamos un café?»

Y aunque te resulte extraño, esa es la gente que quiero en mi vida. Porque eso me demuestra que tienen personalidad y que, en realidad, si quieren hacer alguna actividad conmigo, pero sin sentir que están obligados a hacer lo que yo quiero, solo para que les diga que son “la gente que necesito en mi vida”.

Por eso cuando quiero ir al cine con alguien, le digo que película quiero ver, así puede ver antes el tráiler y ver si le va a gustar o no. Ya que, no quiero que esa persona se aburra y me diga: En vez de ver Interstelar, era que mejor veamos Anabel.

Aprendí esto de una manera muy extraña. Sali con una amiga a comer una noche y nos pusimos a buscar un restaurante de comida rápida, hasta que entramos a un lugar donde había milanesas con diferentes tipos de salsas, yo me acerqué a hacer el pedido y elegí la misma salsa para ambos.

Cuando trajeron los platos noté algo extraño en el comportamiento de mi amiga, parecía incomoda, le pregunté qué paso y me dijo: No me gusta la salsa Barbacoa.

No lo podía creer!! Nos conocemos tantos años y nunca me dijo que no le gustaba esa salsa y ¿Qué creen? No tocó el plato, apenas comió unas cuantas papas fritas y por cómo es ella (YAMNO) yo sabía que, ni, aunque se lo pida de rodillas iba a comer. Me sentía tan culpable por no haberle preguntado, yo asumí que le gustaba porque parecía algo simple.

Ella hasta el día de hoy se sigue disculpando por esa noche, porque cree que me enojé, pero para mí fue un momento que jamás olvidaré, fue una lección hermosa la que aprendí ese día. Estoy seguro que ella me quiere mucho y que haría muchas cosas por mí, pero lo que de verdad me gustó es que haya respetado, sobre todo, sus propios gustos, porque así me demostró que una persona te puede querer sin dejar de ser ella misma.

Gente así necesito en mi vida.


Otros temas que te pueden gustar:

La libertad de elegir a quien amar…sí, cómo no.

Cinco segundo en sus ojos.