Hay muchas fotos que circulan en redes donde se muestra a una mujer bonita cocinando o lavando en una casa que aparenta ser pobre. Y estas imágenes vienen acompañadas de frases como: “Quédate con una mujer humilde, porque interesadas hay muchas”, “Este tipo de mujer es única”, “Mujeres así valen la pena”, etc.
Haciéndonos creer que el valor de una mujer se encuentra en su capacidad de vivir en la pobreza. Y lo peor, es que se ponen en contra de la mujer sofisticada, creen que es malo que una mujer elija un restaurante fino o usar ropa de marca.
Y no quiere decir que ese no sea un valor, de hecho, aplaudo que una mujer se que quede al lado de un hombre que tal vez no le pueda dar todas las comodidades que ella quiere. Pero ese no es el único valor importante en una mujer, ni en un hombre.
Hoy quiero hablar sobre un valor muy importante llamado HONESTIDAD, pero hablo de una honestidad que vaya más allá, hablo de esa honestidad que muestre alguna vulnerabilidad, que, para llegar ahí, a veces, debas mostrar algo muy profundo (y tal vez algo vergonzoso) de ti. O también, de esa honestidad que hace que digan las cosas de forma clara y directa, y poniéndote del lado de la otra persona.
Recuerdo un caso en especial, cuando fui a comer con una amiga, su nombre es Daniela (cabe resaltar que era la primera vez que salía con ella) antes de entrar a una cafetería, ella se dio la vuelta y me dijo -no textualmente- que ese lugar tiene precios altos y tal vez la comida no lo justifique, pero los precios eran altos más que todo por el lugar y me pregunto si eso me parecía bien.
Me llamó tanto la atención que haya dicho esto, porque es algo que no pasa seguido y es más difícil decírselo a alguien que apenas estás conociendo. Ese mismo instante pensé:
¿Qué tienen las Danielas? ¿Por qué son tan honestas?
Tuve un par de situaciones de honestidad que me gustaría compartir acá.
Hace unos años una amiga (y ¿Qué creen? se llama Daniela) me contó que no podía encontrar trabajo desde que obtuvo su título universitario. Un día me dijo que le había ayudado a hacer pasteles a su mamá y que lo hacía porque así ganaba algo de dinero, lo cual le venía muy bien. Recuerdo ese momento porque no estoy expuesto a ese tipo de honestidad en el día a día. Ella y yo no éramos grandes amigos, nos conocimos muy poco tiempo antes de que me dijera eso. Creo que fue una de las primeras veces en mi vida que conocí ese grado de honestidad.
Conocí a una muchacha encantadora hace unos años, al igual que la historia anterior, había conseguido su título universitario y no podía conseguir un trabajo. Ella no vivía en la ciudad en la que yo vivo, pero llego para estar con sus familiares.
Como se encontraba en esta ciudad aprovecho para buscar algún trabajo, se contactó con una empresa y me contó que le dijo al encargado si tenía alguna vacante disponible para la profesión que ella tenía, él le dijo que por el momento no habían vacantes, entonces ella le dijo que no importaba el puesto que le den, ella lo iba a aceptar, incluso le dijo si podía hacer una pasantía (en pocas palabras, es hacerte explotar con una empresa por un certificado de trabajo).
Tengo muy grabado ese recuerdo, ella se mostró tan vulnerable al contarme eso, fue un momento de brutal Honestidad la que presencié ese día. Y por cierto, ella también se llama Daniela.
¿Ahora entienden por qué el titulo es «Una Daniela en tu vida»?
Cada una de esas Danielas me mostró un grado de honestidad que yo no conocía y que talvez, ni yo mismo tenía. Quiero recordar esas historias toda mi vida, para que siempre tenga claro lo importante que es la honestidad.
En un mundo donde mucha gente vive de apariencias para mostrar cierto estatus o de personas que no muestran lo que tienen en el fondo por miedo a criticas o burlas, es muy reconfortante encontrar gente que sea tan honesta y que te ayude a descubrir nuevas formas de ver el mundo.
De verdad, de todo corazón, deseo que encuentres una Daniela en tu vida.